Aprox. abril de 2020

Las calles sin peatones son apenas una metáfora del aislamiento. ¿Qué fue lo que descubrimos luego de más de dos meses con la mayoría del país encerrado?

En primer lugar, nos dimos cuenta de que algunas actividades son esenciales para el funcionamiento del Estado, y otras no tanto. Posiblemente fácil imaginarlo, pero duro reconocerlo y vivenciarlo.

En segundo lugar, nos dimos cuenta de que el medio ambiente prospera cuando la actividad económica no. Es decir, el freno de transporte público, transporte privado, oficinas y fábricas ha reducido la contaminación. No era tan complicado.

En tercer lugar, la mayoría de las reuniones de trabajo pueden hacerse de manera virtual. No era necesario ir a una oficina para hablar con una persona. Tampoco era necesario estar encerrados ocho horas en cubículos para que operaran ciertas cuestiones que, de cualquier modo, están online.

En cuarto lugar, quedó en evidencia que el sistema de salud es extremadamente importante, tanto el público como el privado, pero que el Estado es el que regula la relación entre lo público y lo privado mediante las normas legislativas y administrativas.

En quinto lugar, nos dimos cuenta de que en la Argentina los profesionales de salud no están correctamente pagos, y que sus grandes exigencias no se corresponden con sus pequeñas retribuciones.

Pequeños cambios de decisiones estatales pueden revertir de forma considerable nuestros roles en la sociedad. Aprovechemos lo que nos ocurrió para diseñar mejores políticas públicas.