Cristian Nicolás Sindoni Proto[1]
Libertad y Estado
La libertad es una idea poderosa que impulsa a innovar, educarse y trabajar buscando el beneficio propio y por agregación el beneficio colectivo. Es la condición necesaria para el progreso de un sistema capitalista que está dando saltos agigantados de innovación. Sin embargo, no podemos ignorar que el estado debe garantizar el desarrollo equitativo desde temprana edad, acompañando el potencial de cada individuo. La libertad es una aspiración social que ha sido coartada por los objetivos políticos del estado.
El rol que no está en discusión de la clase política es la protección de los más vulnerables, como niños, ancianos y personas con discapacidad. Entonces, la libertad dentro de un entorno institucional prestigioso y un estado enfocado en actividades primarias aparece como una idea no convencional en un país dominado por la filosofía paternalista de la izquierda. Pero, ¿comparte la clase política esta visión de un estado primario? Aparentemente no. La clase política sigue buscando nuevos mecanismos para ampliar el tamaño del estado, como si la corrupción no fuese una prima onerosa que deben afrontar los ciudadanos.
Bajo el gobierno de Milei, se están explorando nuevos incentivos para alcanzar la plenitud económica y social, basada en los principios de la libertad. Sin embargo, este esfuerzo choca de frente con una clase política que desafía las leyes más básicas de la economía y persigue objetivos políticos dentro de un país quebrado y afectado por la corrupción estructural. La clase política debe hacerse cargo del fracaso económico y social. La sociedad eligió un outsider con ideas no convencionales, hastiada de los discursos de izquierda y el continuo protagonismo de las mismas figuras políticas.
En el centro del debate, la ley ómnibus busca reformar las bases sobres las cuales funciona el sistema económico. La derogación de las leyes que restringen al mercado son el nuevo status quo del estado primario. Pero la clase política se muestra renuente a disminuir la intervención estatal, los gobernadores no quieren hacer los ajustes por lo que el ministro Caputo eliminó el capítulo fiscal de la ley ómnibus para avanzar con su aprobación y discutirla más adelante. Es evidente que la concepción del estado primario no será natural para los políticos y gobernantes, porque se acaba el negocio de la política, se acaba la caja. Existe entonces un trade-off entre libertad de mercado y gobierno, cuanto más se quiera de uno menos se tiene del otro.
Libertad y Mercado
¿Dónde está el mercado? el mercado está en las señales de precios, reflejando el entendimiento que los inversores tienen de los activos financieros y sobre lo que va a pasar en la economía real a corto, mediano y largo plazo. El mercado es la máxima expresión de la libertad económica, donde sucede el libre intercambio intertemporal entre ahorro e inversión.
Si pudiéramos desglosar todas las variables que influyen en el precio de los activos financieros, encontraríamos que su valor se fundamenta en última instancia en el crecimiento del PBI real, ceteris páribus la tasa de interés. A largo plazo, el valor de los activos financieros está intrínsecamente ligado a la capacidad productiva de la economía. Este aspecto no puede subestimarse. Al examinar el crecimiento del PBI real en Argentina y compararlo con el desempeño del índice Merval, ambos muestran estancamiento. Para cuantificar este fenómeno, durante el período comprendido entre 2011 y 2022, el PBI de Argentina a precios constantes experimentó un crecimiento del 2% (según datos del banco mundial), lo que coincide con el crecimiento poblacional en ese lapso, por lo que podríamos decir que el crecimiento es nulo. Por otro lado, el índice Merval en dólares cayó desde 800 a 600 dólares, representando una disminución del 25% en el mismo período. Evidentemente los mercados y la economía real guardan un estrecho vínculo en el largo plazo.
¿Qué dicen las señales del mercado sobre el futuro de la economía real? El comportamiento del Merval durante el período previo a las ultimas elecciones (noviembre de 2023 hasta la fecha), muestra señales positivas dado que su precio en dólares aumentó un 50%. Esto sugiere que el mercado está mirando con optimismo el plan propuesto por Milei, aunque con ciertas reservas operativas. La aprobación de la ley ómnibus podría ser un disparador para que el precio de las acciones y la economía real reaccionen.
La simple observación del riesgo país revela la ineficacia en la gestión de las finanzas públicas. Además, los niveles de inflación funcionan como un indicador clave de la salud de la economía real. Ambos aspectos, dos caras de una misma moneda, apuntan a que nos encontramos en niveles mínimos y que lo siguiente sería un rebote. Veremos si durante el segundo semestre de 2024 aparecen los brotes verdes de una economía real en proceso de saneamiento.
La libertad y el Individuo emprendedor
Durante las últimas décadas, el modelo socialista materializó en nosotros la creencia de que necesitamos derechos y la asistencia del Estado para progresar, como si careciéramos de la capacidad innata para resolver problemas o innovar. Es evidente que, con un sistema educativo debilitado, la disminución de la capacidad de trabajo ha coincidido con la creciente dependencia del estado protector. Es un círculo vicioso donde el individuo no tiene los incentivos para desarrollarse en plenitud y al final de cuentas termina dependiendo del estado para progresar.
Los emprendedores no requieren de ayuda, sino de un entorno que les permita prosperar. Esto implica tasas de interés bajas para facilitar el acceso al crédito, instituciones sólidas y estabilidad en el sistema de precios. No obstante, la carga tributaria que se impone a quienes producen socava los incentivos para arriesgar el capital. En un medio donde el riesgo país alcanza los 1900 puntos básicos, ningún proyecto es viable y la tan anhelada inversión extranjera directa nunca aparece.
El individuo debe tener la libertad de desarrollar sus emprendimientos, ideas y talento en un entorno que fomente el espíritu emprendedor. El estado, al actuar como un socio colaborativo, debe respaldar proyectos que aporten valor agregado a la sociedad, brindando un apoyo proporcionado y efectivo. El emprender por emprender no garantiza el crecimiento del PBI real y a veces se torna en una cuestión más política que económica.
En contraste, hemos observado la falta de transparencia en la asignación de recursos por parte del estado, promocionando proyectos que luego se transforman en negocios de la política. Siguiendo la perspectiva de Milton Friedman sobre las cuatro maneras de gastar, el estado utiliza fondos provenientes de terceros para financiar proyectos de terceros que no siempre garantizan una gestión eficiente de los recursos. Por lo tanto, el Estado en su condición natural de despilfarro de recursos debe desempeñar un papel de mayor moralidad en la colaboración con los emprendedores, con la responsabilidad de administrar los recursos de manera eficaz para maximizar su impacto y beneficio para la sociedad. De nada sirve que el estado fomente emprendimientos cuyo VAN es negativo, es un oxímoron. Resulta antinatural pensar en un estado eficiente, pero la fuerza de un sistema de instituciones prestigiosas podría controlar esta naturaleza lógica de malgastar los recursos de terceros.
Un contrato asimétrico entre la sociedad y el ejecutivo. ¿Y si sale bien?
Los ciudadanos apostaron por un nuevo rumbo al firmar un contrato electoral con Javier Milei, desembolsando una prima onerosa para tener la oportunidad de transformar la realidad. Esta prima implica ajustes, recesión y la posibilidad de una dolarización, aspectos que la sociedad aceptó al elegir un camino poco convencional para salir del estancamiento. En este tipo de acuerdos, existe asimetría de información, donde el Presidente posee un conocimiento más profundo sobre la ejecución de la política en comparación con los ciudadanos. Durante el año 2024, se esperan los mayores pagos de esta prima, que también afectará a los gobernadores que no respaldan la idea de un cambio radical y se niegan a respaldar políticamente la derogación de las leyes anti-mercado. Pero ¿Cuándo llegan los beneficios para el ciudadano? No existe beneficio inmediato cuantificable sino un control de riesgos donde el hedge que la sociedad pagó reside en eliminar la corrupción, eliminar el mal uso de los recursos, no tener discrecionalidad con los impuestos, destituir las asociaciones con países comunistas, no realizar gastos onerosos en la política y demás privilegios o concertaciones que la izquierda cargo sobre los hombros del sector privado.
Parece que los actores políticos no comprendieron las cláusulas del pacto Sociedad-Milei y erróneamente creen que el gobierno continuará funcionando como siempre. Este malentendido por parte de la clase política va en contra de la voluntad de la mayoría de los argentinos, lo que plantea un desafío significativo para el futuro político del país.
¿Y si sale bien? En días recientes, el respetado profesor Huerta de Soto, una eminencia académica del liberalismo, elogió la audacia y valentía de Javier Milei al embarcarse en la tarea titánica de transformar los arraigados ideales socialistas presentes en la cultura popular argentina. El profesor Huerta de Soto expresó su deseo de que, si todo lo que Milei afirmó que resulta exitoso, este pueda convertirse en el próximo laureado con el Premio Nobel de Economía. Este respaldo de destacadas figuras del liberalismo proporciona un contexto muy valioso para comprender el apoyo internacional hacia el presidente Milei. Esperemos que Argentina mejore con este nuevo modelo. No podemos esperar resultados diferentes si seguimos aplicando las mismas fórmulas.
[1] Licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Río Cuarto y Magíster en Finanzas por la Universidad de San Andrés.