Por Ludmila Belingueres
Índice:
1. Introducción.
2. “La boleta partidaria”: símbolo de nuestra democracia.
3. Boleta Única de Papel (BUP).
4. Modificaciones que podría introducir la Boleta Única de Papel en nuestro sistema electoral y de partidos.
5. Voto electrónico: Debate sobre la Boleta Única Electrónica (BUE).
6. Capacitación para la implementación.
7. Ultimas consideraciones.
8. Referencias.
1. Introducción.
Cuando se delibera sobre dejar atrás la forma de emisión del voto a través de las boletas partidarias de papel, se habla, de nada menos que de un posible mejoramiento de la democracia. De esta manera, entre todos los ejes que tiene el planteo de la cuestión, el más importante es el de cuál es su contribución al perfeccionamiento del proceso electoral en particular y de la democracia en general.
En este artículo se pretende abordar la realidad del tema en la República Argentina a través del análisis de las diferentes alternativas que se podrían implementar. Desde sus efectos políticos en el sistema electoral y de partidos hasta sus capacidades inclusivas (en términos de participación de las fuerzas políticas y de los ciudadanos) y, brevemente, sus efectos ambientales.
Finalmente, se compararán las dos formas de emisión de sufragios que, además de la que utilizamos a nivel nacional en la Argentina, son adoptadas por gran parte de los países del mundo. A saber: la Boleta Única de Papel (BUP) y la Boleta Única Electrónica (BUE).
2. “La boleta partidaria”: símbolo de nuestra democracia.
Desde la primera vez que el voto fue universal en la Argentina en 1916, votamos de la misma manera. Las épocas de campaña electoral en nuestro país tienen una característica ineludible para todos los ciudadanos, para los que forman parte del electorado y para los que aún no. En las semanas previas a las elecciones (en la inmensa mayoría de las provincias que lo integran), las veredas y los cordones se llenan con los colores de las boletas y nunca faltan algunas vagando abandonadas por las calles. Llegan por debajo de la puerta o en la mano, de manos de alguien más. Algunas se guardan, otras van al cesto y algunas se rompen o se mojan. En fin, esto para concluir en que hay muchas boletas que se imprimen para no tener ni medio ni fin en el proceso democrático.
Parte de las campañas electorales están concentradas en las boletas tradicionales, por lo tanto, no cumplen un rol menor en la lógica política partidaria y hay una estructura armada y pensada que las tiene como eje. Su progresivo retiro del terreno de la política, más tarde o más temprano, no pasará inadvertido para nadie. Es probable que la boleta esté marcando dos tiempos: el tradicional, que es el que marca cuando llega, o sea, el tiempo de ir a votar y el de dejarla atrás para avanzar en otras formas de ordenar uno de los elementos más importantes del proceso electoral: la forma de emisión del voto.
El día de las elecciones no nos presenta ninguna incógnita en cuanto a su desarrollo (salvo quizá la primera vez que votamos), sabemos perfectamente que, al llegar a la escuela, buscamos la mesa donde debemos votar, hacemos la fila, entramos al cuarto oscuro y elegimos una boleta entre todas las que están sobre los pupitres, combinamos categorías o dejamos vacío el sobre. Pero ¿Qué va a pasar cuando estas formas cambien completa o parcialmente?
Por lo pronto, será necesario un cambio en la cultura política, gradual y que no se pondrá en marcha espontáneamente, sino que necesita ser impulsado, capacitado y, como muy importante, organizado.
Para comenzar a dejar atrás esta forma de votación, que tiene imperfecciones por demás notorias, como es el caso de las diferentes formas de fraude: los robos y destrozos de boletas o el intercambio de ellas por otras no válidas (acciones de larga data y recurrentes denuncias), el faltante de boletas de algunos partidos, errores al emitir el voto que desembocan en el voto nulo, el uso excesivo de papel y la considerable suma de dinero que el Estado Nacional destina a la impresión de boletas ($3000 millones) además de las desigualdad entre las grandes fuerzas políticas y las pequeñas. Parece que esto debe preocuparnos, pero quizá, mejor debamos ocuparnos. Una noticia alentadora: la solución no está demasiado lejos.
Corresponde a cada país y a cada provincia o estado, el resolver a partir de la consideración de su sistema electoral y de partidos y según las condiciones sociales, políticas y económicas del período histórico, cuál es el sistema de emisión el más adecuado a sus características. En este trabajo, el propósito es pensar cuál sería la forma más propicia de emitir el voto en la Argentina según sus propias condiciones.
3. La Boleta Única de Papel (BUP)
El método de sufragio a través de la Boleta Única de Papel es el más utilizado en el mundo. De los 6 países que, según el “índice de democracia” que presenta la revista The Economist, mostraron el mejor índice de transparencia electoral (Finlandia, Islandia, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Noruega y Uruguay) 5 de ellos, exceptuando el último, utilizan la Boleta Única de Papel. En el caso particular de Finlandia y Noruega, se han realizado pruebas sobre el sistema de Boleta Única Electrónica, pero finalmente método fue rechazado.
Al margen de que a nivel nacional se vota a través de la boleta partidaria de papel, tanto en las Provincias de Santa Fe y Córdoba, como en el municipio de San Luis, se utiliza la boleta única de papel. Implementándola desde el 2012 la primera y desde 2019 los dos restantes.
Hay dos tipos de BUP. La Boleta Única de Papel por Categoría, que es la que se utiliza en la Provincia de Santa Fe y otorga una papeleta individual a cada categoría a elegir (verde para elegir Gobernador, naranja Diputados Provinciales, celeste Senadores Provinciales, roja Intendente y amarilla Concejales).
El otro tipo, la Boleta Única de Papel Completa, que es la que se utiliza en la Provincia de Córdoba y también del municipio de San Luis. Todos los candidatos de todas las listas y categorías están en una misma hoja, que puede variar según la cantidad de partidos y candidatos que haya. Dicho esto, es preciso indicar nuevamente que el Sistema de Partidos de cada Provincia será clave para pensar en un diseño más adecuado de la BUP.
En el planteo inicial de este trabajo, se señaló que la importancia del tema reside especialmente en la contribución para la mejora del proceso democrático y, mejorarlo, entonces, tiene que ver con garantizar lo que explica la Politóloga Lourdes Lodi, directora del Observatorio Político Electoral (OPE) de la UNR: “el derecho a elegir y ser elegido” y la “equidad en la competencia electoral” para los partidos más pequeños o locales con respecto a las grandes fuerzas políticas que cuentan con mayores recursos para imprimir más y mejores boletas. En el sistema de votación con BUP, es el Estado el que se hace cargo de garantizar que todas las fuerzas políticas participen de forma equitativa y puedan estar representadas de la misma manera el día de la elección, como es su derecho.
Es importante no dejar de mencionar el aporte simplificador que ofrece la BUP al momento del escrutinio. Por un lado, es más sencillo identificar los votos nulos y por el otro, brinda simplicidad de la manipulación para contar los votos. Aquí, un punto a favor de la rapidez, si entendemos en ella una virtud.
Por otra parte, pero nuevamente en relación a lo que hace a la rapidez y el dinamismo del proceso electoral, esta modalidad donde el “cuarto oscuro” se corre para dar lugar a los biombos, ofrece la posibilidad de que voten, por ejemplo, dos o más personas a la vez, dando a la mesa electoral un dinamismo que, en diferentes momentos de la jornada electoral con las boletas tradicionales, se pierde. Además, quien necesite de una mayor cantidad de tiempo para armar su voto, puede hacerlo sin tener que estar apresurado para salir.
4. Modificaciones que podría introducir la Boleta Única de Papel en nuestro sistema electoral y de partidos.
Los sistemas electorales están compuestos por una serie de elementos que tienen implicancias en el resultado de las elecciones, en las ventajas de unos u otros partidos y en la relación del electorado con los partidos y candidatos, y a la inversa.
Uno de esos elementos es el tipo de candidatura o tipo de lista electoral. En el caso de la Argentina, la lista que se utiliza es la bloqueada y cerrada, o sea, el elector no tiene margen de decisión con respecto al orden donde se ubican los candidatos de determinada categoría.
Es importante no confundir la lista cerrada y bloqueada con una boleta cerrada y bloqueada. La lista es una parte de la boleta, de manera que el elector siempre que lo desee puede combinar categorías, senadores de un partido y diputados de otro, por ejemplo. Pero aquí entramos en una cuestión especialmente interesante, que es la de los efectos que se producen o podrían darse, con una boleta u otra.
Como se explicó antes, que las listas sean de una forma u otra, no es lo mismo. Los resultados pueden variar. Primero, uno de los efectos que produce la Boleta Partidaria de papel que utilizamos es el “efecto extremo”, es decir, el efecto arrastre. Por elegir, por ejemplo, en una elección presidencial, al presidente y vice de un partido, se elige también a los diputados y senadores de ese mismo espacio, distribuyendo los escaños entre personas que tal vez no se tenía la intención de elegir.
¿Se solucionaría ese efecto con la boleta única de papel? Depende del diseño. El caso de la Provincia de Santa Fe es ilustrativo. Las categorías están divididas, como se explicó en el apartado anterior, de manera que el efecto arrastre es mucho menos probable. Que las categorías no estén unidas, otorga al elector un margen mucho más claro de decisión.
Con respecto al sistema de partidos, es de vital importancia saber que también recibe los efectos del sistema electoral y sus elementos y, dependiendo de qué tipo de listas se utilicen, se puede beneficiar a los partidos más grande o a los más pequeños. ¿No se puede “ayudar” a ambos? Tal vez no sea imposible. Una de las características más importante de la BUP, es que presenta a todos los candidatos de todos los partidos en la misma papeleta y los lugares que ocupa cada uno (más arriba o más abajo, a la izquierda de la papeleta o a la derecha) se sortean, no hay partidos más importantes o candidatos de más prestigio que otros. De esta manera, se beneficiaría a los partidos pequeños sin perjudicar a los más fuertes.
La Boleta Única de Papel, parece reunir así una innumerable cantidad de virtudes, soluciones y simplificaciones. O mejor, parece la propuesta superadora por excelencia. No obstante, hay otra alternativa interesante de ser considerada. Vamos a eso.
5. Voto electrónico: Debate sobre la Boleta Única Electrónica (BUE).
Esta modalidad electoral, que contempla las urnas electrónicas (Boleta Única Electrónica – BUE) y el proceso de sufragio por internet, es la más cuestionada en todo el mundo, pero presenta algunos aspectos que necesariamente deben considerarse, aunque no sea más que para compararlo luego con la BUP y, a la luz de esa comparación observar cuál es más conveniente y por qué. Además, en la Argentina, se realizaron pruebas de dicha modalidad y entre los años 2016 y 2017, el debate sobre esta forma estuvo en auge.
Los países que utilizan o utilizaron esta opción son los siguientes: en Europa; Bélgica y Bulgaria, el sistema de urnas electrónicas, y Estonia, el sistema de votación por internet. En América; Brasil, Estados Unidos (tiene 5 modos distintos de ejercer el voto) y Venezuela utilizan las urnas electrónicas. En Asia; India (algunos estados tienen la opción de votar por internet), Filipinas y Emiratos Árabes Unidos (país en proceso de alcanzar el sufragio universal). Cabe aclarar que, exceptuando a Brasil, India y Venezuela, ninguno de los países mencionados implementa esta forma de sufragar en todo el territorio.
En algunos de aquellos Estados, el sistema se vio envuelto en controversias que desembocaron en diferentes auditorias para corroborar la transparencia y la seguridad. Por ejemplo, en la India, que esla democracia más grande del mundo, con la impresionante cifra de 900 millones de electores,“En 2010, un grupo de técnicos internacionales manifestaron a la Comisión Electoral de la India que las máquinas de votación no proporcionaban la `seguridad´, la verificabilidad y la transparencia adecuada de la confianza en los resultados de las elecciones” e instaron a la Comisión Electoral a explorar otras formas de votación” (2).
Nuestro país cuenta con la experiencia de las Provincias de Salta y Chaco y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que han utilizado o utilizan el sistema de boleta única electrónica, aunque combinada con el ejercicio del voto a través de las boletas partidarias tradicionales. En el particular caso de la Provincia del Chaco, esta modalidad se adoptó únicamente en las elecciones del año 2015.
El Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), realizó un estudio en base a las conclusiones que podrían obtenerse del análisis de la implementación de las urnas electrónicas en las elecciones primarias del año 2015 en esta última Provincia, se destacan dos datos importantes en lo que respecta a los cambios que podría generar este sistema en la democracia: el aumento de votos positivos y que quienes recibieron los votos que en las boletas tradicionales eran nulos o blancos, fueron los partidos más pequeños.
“La implementación de la Boleta Única Electrónica se asoció fuertemente a una reducción en la proporción de votos en blanco y nulos y el consiguiente aumento de los votos positivos, y también tuvo un efecto significativo sobre cuatro de los cinco partidos más «pequeños»: aquellos votos que no eran positivos con el sistema de boleta partidaria tradicional, tendieron a inclinarse hacia alternativas menores” (1).
Los argumentos a favor de este sistema son numerosos, ciertamente, pero compartidos con los que se le reconocen a la Boleta Única de Papel. Están relacionados a la rapidez, a la inclusión, al impedimento de ciertos errores que se pueden dar en las actas de escrutinio y al evitar diferentes formas de fraude electoral: desde el robo de boletas hasta el intercambio de las éstas por otras no válidas. Por otra parte, y en términos de inclusión, esta forma garantiza un mejor acceso a las personas no videntes porque incorpora un sistema auditivo con auriculares.
Sin embargo, ya se hizo alusión a las problemáticas – graves, por cierto – que se han generado en torno al sistema de boletas únicas electrónicas, el primero: el de la seguridad electrónica, pero existen otras observaciones que han tenido lugar entre los críticos de las implementaciones que se realizaron en la Argentina. Por un lado, y también relacionada a la no garantía del secreto del voto, se ha señalado que el sistema de BUE genera una pérdida de la privacidad de los votantes que necesitan ser asistidos por diferentes dificultades que se le presentan de manera natural por lo reciente del asunto. Así, uno de los pilares de la democracia se ve vulnerado.
Es necesario insistir en que modificar una parte del proceso electoral que tiene vigencia en la Argentina desde la primera vez que se votó de forma universal y secreta en 1916, es modificar parte de la vida política, democrática y cultural de los argentinos y llevará años de capacitaciones y acostumbramientos, sobre el final de este artículo se mencionarán algunas posibles ideas que contribuyan a la capacitación electoral de los ciudadanos habilitados a votar y a los futuros votantes.
En otro orden de cosas, uno de los condicionantes del debate que se mantuvo en la Argentina entre el 2016 y el 2017 con la idea del Gobierno de realizar una reforma de la ley electoral e instalar este sistema de emisión del voto, rondó en torno a la discusión sobre las empresas que fueran las potenciales proveedoras de los elementos electrónicos y del software, resumidamente, en quienes tenían el acceso al diseño del software que potencialmente iba a sostener la emisión del voto de los argentinos. Los que se ubicaron a favor de la propuesta, indicaron que mientras los partidos políticos fueran conocedores del funcionamiento interno de las urnas, éste no sería un problema.
Justamente, en lo que hace al debate sobre el acceso al funcionamiento de las urnas, el Doctor en Computación Nicolás D´Ippolito, en una charla TED, objeta que solo un pequeñísimo grupo de ciudadanos sabe lo que sucede dentro de una urna electrónica, es decir, podríamos pensar que se vulnera lo “universal” del sufragio. Por otra parte, D´Ippolito indica que “es imposible matemáticamente garantizar que un sistema esté libre de vulnerabilidades” (3). De esta manera, el experto en el tema, explica que hay consenso mundial (entre quienes tienen conocimientos específicos en software) en que la implementación de la Boleta Única Electrónica no es conveniente bajo ningún punto de vista.
Finalmente, supongo correcto hacer algún comentario general sobre lo que nos propone la tecnología en este momento que el investigador brasileño José de Souza Silva llama informacionalismo, la época de la información. En principio, es posible razonar que, así como nos da, la tecnología también nos quita. Nos quita aquellos principios humanos empíricos de “ver y tocar”, o sea, nos arrebata el sentimiento de tener las cosas en nuestras manos, de ser los seres humanos los que dirigimos los procesos y no un software o una máquina los que nos dirigen a nosotros y a nuestras actividades.
La política en general y los procesos electorales en particular, no son ajenos al área de impacto de las nuevas tecnologías. Para bien o para mal, la tecnología, con un discurso de modernización, aceleración y reducción del margen del error del hombre, absorbe y absorberá parte de la praxis humana. En el caso que revisa este artículo se nota especialmente, las democracias incorporan gradualmente la tecnología a diferentes partes de sus sistemas electorales y, lo que hasta ahora hacen dos o tres hombres, lo haría una sola urna. El recorte de boletas ya no sería físico. El debate entre los fiscales sobre si un voto es o no válido desaparecería. Es imposible no sentirnos un poco invadidos.
6. Capacitación para la implementación.
En el inicio del trabajo, se mencionó que con los años que lleva la Argentina votando de la misma manera, la boleta partidaria no se puede cambiar de buenas a primeras, ni en seis meses. La implementación de una nueva forma de emisión del voto, deberá ser estructurada en el marco de capacitaciones que permitan a los ciudadanos llegar al día de la elección con la seguridad necesaria para ejercer su derecho al voto con tranquilidad.
Una de las preguntas que me resultaba del posible cambio en la emisión del sufragio era: Cuando se modifique el sistema de voto ¿Se reducirá el electorado por temor o desconfianza a lo novedoso? La respuesta a la pregunta está sujeta a la forma en la que se lleve adelante el cambio. Si es abrupto y desorganizado, tal vez sí. Pero si se procede con la responsabilidad necesaria, los ejemplos de varios países del mundo nos demuestran que lejos de reducirse el electorado, se amplió.
Son pocos los países que no utilizan la boleta única de papel. Exactamente 16, entre ellos, la Argentina (siempre exceptuando a Santa Fe y Córdoba y al municipio de San Luis, entre otros que están realizando pruebas). Y pocos los que sí utilizan el voto a través de la Boleta Única Electrónica, escasísimos en todo el territorio.
7. Últimas consideraciones.
El Estado Nacional, con el sistema vigente destina 3000 millones de pesos a la impresión de boletas. Gran parte de ellas, carentes de vida útil en el acto democrático.
Como hemos visto, los dos sistemas revisados presentan soluciones a los diferentes problemas históricos que acontecen de manera inevitable con la emisión del voto a través de la Boleta Partidaria de Papel. Ahora bien, la utilización de la Boleta Única Electrónica ha sido blanco de múltiples cuestionamientos (muchos de ellos, por parte de expertos) y la Boleta Única de Papel es dueña de una aceptación casi unánime a nivel mundial, siendo utilizada por la mayoría de los países que mejores índices de trasparencia democrática mencionaron.
Ambos (la BUE y la BUP) casi de manera inobjetable prometen “rapidez, eficacia y un menor margen de error” ¿Pero a qué costo cada una? Es decir ¿Qué habría – si es que hay algo – que resignar a cambio de eso? Desde ya que los pilares básicos de la democracia, o sea, lo “secreto y universal” del voto, no. Y, como ya se dijo, la Boleta Única Electrónica, según los expertos en el mundo de las nuevas tecnologías, no es una opción segura en relación a esos principios esenciales de la democracia.
En lo que atañe a la “universalidad” y si lo vemos desde lo amplio del concepto, la Urna Electrónica vuelve a presentarnos vulnerabilidades. Como es razonable, la universalidad no solo implica el que todos los ciudadanos podamos ejercer el derecho al voto, sino también que las formas en las que se lleva adelante el proceso democrático puedan ser auditables por todos. Desde tener el conocimiento básico de quiénes manipulan las boletas hasta de quiénes acceden a las urnas o a donde se envían y quienes son los encargados de llevarlas.
Hasta el día de hoy, con la forma actual, es posible saberlo. La Boleta Única de Papel, al conservar justamente el formato en papel, se manipulan (en el tramo final del proceso electoral, es decir, cuando se envían las boletas con las actas y los certificados para que se realice el escrutinio definitivo) de manera similar a la que conocemos. Pero en lo que hace a la Urna Electrónica, se han mencionado varios motivos que la presentan como de difícil auditoría.
Finalmente, con respecto a la reducción de la utilización del papel, tanto la BUE como la BUP son propuestas superadoras con respecto a la modalidad vigente, que imprime una cantidad exorbitante de boletas, insistiendo nuevamente en que muchas de ellas no van tener ninguna utilidad en el proceso electoral, porque se tiraron, porque se rompieron o simplemente porque sobraron.
Todo lo que se ha mencionado en este artículo, basado en la opinión de los expertos y en las experiencias que se han hecho públicas, parece indicar, sin habérselo propuesto, que la Boleta Única de Papel es la opción que mejor se adecuaría a las características de la República Argentina y que permitiría mejorar la democracia volviendo la competencia electoral más equitativa.
8. Referencias:
(2) https://www.euskadi.eus/informacion/voto-electronico-voto-electronico-en-el-mundo/web01-a2haukon/es/
(3) https://youtu.be/f3fRIqar2HE