- Introducción
El neorrealismo es una teoría de las relaciones internacionales que comprende a dicha dinámica como un fenómeno fundamentalmente anárquico y con capacidades cooperativas limitadas, en donde abunda el poder como factor ordenador. Junto con el realismo, es una de las alternativas, surgida en la segunda mitad del siglo XX, para la construcción de un marco teórico que produzca una comprensión de lo internacional (Waltz, 1990). Así define el autor al concepto, distinguiéndolo del realismo tradicional:
The new realism, in contrast to the old, begins by proposing a solution to the problem of distinguishing factors internal to international political systems from those that are external. Theory isolates one realm from others in order to deal with it intellectually. By depicting an international political system as a whole, with structural and unit levels at once distinct and connected, neorealism establishes the autonomy of international politics and thus makes a theory about it possible. Neorealism develops the concept of a system’s structure which at once bounds the domain that students of international politics deal with and enables them to see how the structure of the system, and variations in it, affect the interacting units and the outcomes they produce. International structure emerges from the interaction of states and then constrains them from taking certain actions while propelling them toward others. (Waltz, 1990, p. 29)
Es decir, el nuevo realismo propone una división entre la política interna de los Estados y su política exterior, para centrarse en esta última. El nuevo realismo o neorrealismo es una evolución del realismo, entonces, que propone concentrar la mirada teórica mayormente en el vínculo entre los factores internacionales, tales como los Estados y las organizaciones internacionales. A diferencia del realismo o del realismo clásico, no se centra en las relaciones de poder de los hombres, ni pone un énfasis específico en las capacidades militares o de seguridad nacional de cada Estado. Sin embargo, Goldmann (1988) considera que el “realismo”, como se lo entendió en la segunda mitad del siglo XX, fue más una construcción del institucionalismo, globalismo e idealismo para oponer sus propias posturas que una teoría unificada.
- Breve historia del concepto
Nye (1988) atribuye a Kenneth Waltz la creación del concepto de “neorrealismo”. Waltz construyó el concepto sobre el previo de “realismo”, mencionado en el anterior párrafo. El realismo, no obstante, presenta variaciones; su principal sostén teórico es la anarquía del sistema internacional. Sus antecedentes históricos incluyen los escritos de Maquiavelo y Tucídides (Forde, 1995). La formulación moderna de la teoría, sobre la que se asienta Waltz, es la de Morgenthau (Morgenthau, 1998). En este sentido, Morgenthau se asume a sí mismo como un continuador de la “civilización occidental” (Morgenthau, 1998, p. 16). Asimismo, atribuye las problemáticas internacionales a la “naturaleza humana”. Es decir, moldea una categoría de hombre, que bajo su mirada es inherentemente conflictivo y ambicioso de dominio, en la tradición de los autores mencionados y de Hobbes. Este concepto, como crítica, en el siglo XX fue considerado poco científico, o demasiado literario o filosófico.
El neorrealismo intenta corregir o solventar los déficits literarios del realismo clásico de Morgenthau (Forde, 1995). Este intento choca de bruces contra la autopercepción del realismo, que se presenta como científico al partir del análisis de la naturaleza del hombre para la construcción teórica. La crítica de Waltz es que el realismo clásico no constituyó un sistema para el análisis mediante operacionalización; por lo tanto, carece de rigor científico al no presentar una manera de verificar empíricamente sus predicciones sobre la conducta de los actores internacionales.
- Categorías y análisis del concepto
El neorrealismo también ha sido llamado “realismo estructural” por el énfasis que pone en las estructuras internacionales (Forde, 1995, p. 142). Esto quiere decir que, por un lado, intenta sistematizar las relaciones internacionales, pero que, por el otro, puede ser susceptible de críticas por un excesivo positivismo, que en ciencias sociales es ampliamente criticado por carecer de herramientas que otras corrientes epistemológicas sostienen poseer (métodos históricos, literarios y —en general— cualitativos que muestran o realizan “mapas” de la realidad a través de técnicas tales como reseñas y entrevistas).
Waltz (1988) sostiene que, aunque los “accidentes” existen, las ciencias sociales, y las relaciones internacionales en particular, son susceptibles de ser interpretadas mediante un sistema teórico que reúna datos empíricos y, a través de estos, arroje posibles resultados independientes de ideologías o filosofías. Así, quita el foco en la “naturaleza humana” y lo pone en las relaciones entre actores internacionales, tal y como se muestran.
Según Waltz, el realismo de Morgenthau fue exitoso en aislar a la “política” como fenómeno, pero no logró aislar la “política internacional”. Así como Hans Kelsen buscó aislar al derecho como fenómeno de estudio, quitándole de en medio a la política, la historia, la sociología y la filosofía, la búsqueda teórica de Waltz —que se basa en autores realistas por su trayectoria académica personal— intenta aislar al fenómeno de la política internacional para convertirlo en empíricamente verificable. Así, de esta manera, el neorrealismo podría plantear conclusiones falsables, en términos de Karl Popper. Es decir, las relaciones internacionales pueden —plantea Waltz—, con este marco, arribar a propuestas verificables como verdaderas o falsas. Es discutible, sin embargo, que esa característica sea propia y excluyente del neorrealismo.
- Conclusiones
Aunque presenta matices criticables, tales como el posible apego a una sistematización de fenómenos variables y difícilmente aprehensibles, el neorrealismo se destaca por su intento de convertir a las relaciones internacionales en una ciencia con el rigor que tienen la economía y la sociología, por ejemplo.
La evolución de las ciencias sociales lleva a marcos teóricos propios de la época, adaptados a métodos cuantitativos que sopesen con un carácter más exacto los fenómenos estudiados. Es comprensible que el realismo, un marco teórico definido por Morgenthau, pero sostenido en autores clásicos, sea principalmente histórico y cualitativo, carente de un sistema. Aun así, es menester destacar que en los conceptos las ciencias sociales siguen hallando el núcleo de sus tareas: difícilmente pueda comprenderse la política sin la palabra, meramente con enfoques unilaterales o técnicas cuantitativas de recolección de información. Subyace a este debate la pregunta epistemológica sobre la viabilidad de la competencia entre marcos teóricos y su uniformidad en las ciencias sociales.
- Bibliografía
Forde, S. (1995). International Realism and the Science of Politics: Thucydides, Machiavelli, and Neorealism. International Studies Quarterly, 39(2), 141–160. https://doi.org/10.2307/2600844
Goldmann, K. (1988). The Concept of “Realism” as a Source of Confusion. Cooperation and Conflict, 23(1), 1–14. http://www.jstor.org/stable/45083648
Morgenthau, H. (1998). Realism in International Politics. Naval War College Review, 51(1), 16–25. http://www.jstor.org/stable/44637998
Nye, J. S. (1988). Neorealism and Neoliberalism [Review of Neorealism and Its Critics; The Rise of the Trading State, by R. O. Keohane & R. Rosecrance]. World Politics, 40(2), 235–251. https://doi.org/10.2307/2010363
Waltz, K. N. (1988). The Origins of War in Neorealist Theory. The Journal of Interdisciplinary History, 18(4), 615–628. https://doi.org/10.2307/204817
Waltz, K. N. (1990). Realist Thought And Neorealist Theory. Journal of International Affairs, 44(1), 21–37. http://www.jstor.org/stable/24357222
Por Tomás Brusco
